Antoni Marí Ribas "Portmany"

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Foto de Portmany con la paleta de colores

Antoni Marí Ribas (I)

La locura de las formas geniales

Antoni Marí Ribas, en "Toni Portmany", nacido en Dalt Vila en 1906 y traspasado el miércoles, 22 de mayo de 1974, a los 68 años, está considerado una de las figuras más importantes de las Pitiüsas de este siglo.

Artista autodidacta singular y auténtico, como lo define Enric Ribes en Personajes, “hizo siempre de Ibiza su motivo de inspiración creadora y el destino de su obra. Marineros, labradores, pescadores...en escenas de carga y descarga, al mercado, etc. son los protagonistas de sus dibujos, muchos de los cuales realizó por el puerto o sentado en la "barda" del Rastrillo, ante la plaza del Mercado Viejo.

Su figura, su estampa, fue un componente más de aquellos paisajes urbanos, y así todavía lo recordamos”. Por cierto, que todavía hoy en día hay algunos ibicencos que se paran a veces al lado mismo del lugar del Rastrillo donde Marí Ribas se sentaba y, al extranjero o forastero que se acerca también, curioso, le muestra la "basseta" de tinta negra que todavía se ve perfectamente, resecada encima varias piedras y, si el forastero lo quiere escuchar, le explica que allí era donde “el dibujante de Ibiza” solía colocarse para trabajar.

Dibujo escena callejera

Antoni Marí Ribas (II)

Y es que esta denominación, “el dibujante de Ibiza”, se la ganó Portmany por méritos propios, además del hecho de que su obra, afortunadamente abundante, ha ido revalorizándose con el paso del tiempo. Y la misma gente de Ibiza ha sabido reconocer su mérito, su sentido artístico y su profundo amor a Ibiza, sintiendo y considerando su obra como parte integrante del patrimonio cultural colectivo. Portmany entró a los 11 años de aprendiz al taller del pintor, decorador y también anticuario Antoni Palau, Anyet.

Cuando sólo tenía 3 años, había visto como su padre se iba de emigrante a América, y su madre se veía en la necesidad de ir a servir al convento de las Monjas Cerradas. A los 15 años, el catedrático Manuel Sorà lo puso en contacto con el pintor y fotógrafo Narcis Puget Viñas. En 1924, con 18 años, se fue a trabajar a Barcelona con el pintor-decorador Josep Goixens, y aprovechó los días festivos para ir perfeccionando poco a poco su estilo, con el cual había empezado a tantear la casa de Anyet. A los 21, ingresa en la Escuela de Prácticas Gratuitas para Aprendices de la Unión y "Germandat de Maestros Pintores’ de Barcelona. En 1929, acabado el servicio militar, participa en el primer Salón de Otoño en el Círculo Mallorquín de Palma. Desde entonces hasta el comienzo de la guerra civil, expuso varias veces su obra en Mallorca, Menorca e Ibiza.

El pueblo todavía recuerda, agradecido, como durante la guerra, Portmany salvó y evitó que fueran destruidos varios retablos y objetos religiosos de la catedral y de la iglesia de Sant Antoni. Según Ribes, “ya desde 1939 su camino es claramente ascendente: deja la pintura decorativa e industrial y se dedica plenamente al arte. Expone en Palma, Madrid, Ibiza, Maó, Barcelona, Ginebra, Londres y Berlín. Recibe varios premios a algunas de estas importantes exposiciones y su trabajo es internacionalmente reconocido”.

Dibujo difuminado, personas en la calle

Antoni Marí Ribas (III)

La vida y la mayor parte de la obra de Antoni Marí Ribas han quedado recogidas en el libro “Marí Ribas” (Ediciones Polígrafa, SANO) que, en 1978, sólo cuatro años tras la muerte del dibujante, escribió y editó Daniel Giralt-Miracle, profesor de la Universidad de Barcelona, crítico de arte y directivo del Fomento de Artes Decorativas (FAD) y director de la revista de arte ‘Batik’. En el prólogo de esta obra, el también -hace pocos años- desgraciadamente desaparecido Juan de Contreras, marqués de Lozoya (que fue director general de Bellas Artes, mecenas de la cultura, vivió muchos años en Ibiza y, desde los años 40, alentó, apoyó y animó al entonces novel artista ibicenco), escribe: “Antoni Marí Ribas, impulsado por una vocación irresistible, fue artista y nada más que artista. Plasmó varios aspectos de la ciudad y de su entorno, pero aquello que ha hecho de él un artista único, aquello que le ha dado renombre dentro y fuera de España, son sus rápidos dibujos con temple o con aguatinta (...) “Dadme un trozo de caña y un papel y unos haré un cuadro”, podría decir Portmany (...)”.

En el excelente retrato que de Marí Ribas (persona, personaje, la isla dónde vivo y trabajo y el artista) hace al mencionado libro, Giralt-Miracle escribe que, además de MACABICH, el otro gran historiador ha sido Marí Ribas. Sus crónicas también serían escritas sobre papel, pero no con caracteres caligráficos, sino con disparos de libre y espontánea articulación. (...)

La multiplicidad de valores contenidos en sus dibujos ha permitido buscar paralelismos parciales o totales con los grades maestros del dibujo, con los cuales se le ha parangonado”. Giralt-Miracle destaca a menudo “su expresividad, el sentido del gesto, la fuga lineal, el tratamiento del claro-oscuro, la aparente dejadez...todas estas notas que perfilan la personalidad de su obra”.


Dibujo escena grupal
Foto de Portmany leyendo en Dalt Vila
Dibujo personas en el muelle

Antoni Marí Ribas
"Portmany" (IV)

Nacido en Ibiza, sus padres eran de Sant Antoni de Portmany, lo cual le ganó el apodo de Portmany. Venía de una familia humilde y a los once años comenzó a trabajar como pintor junto al maestro Antoni Palau, quien también se dedicaba a la venta de antigüedades.
Inició su pasión por la pintura y la lectura, mostrando un gran interés por el arte, los muebles antiguos, los vestidos y las joyas campesinas, los cuales coleccionó a lo largo de su vida. Durante los años veinte, estableció relaciones con el pintor Narcís Puget Viñas y el profesor Manuel Sorà Bonet, quienes lo animaron a dedicarse a la pintura artística.

Abandonó el taller de A. Palau y en 1924 participó por primera vez en una exposición colectiva en los locales de la Salinera, en el puerto de Ibiza. Poco después, se mudó a Barcelona, donde trabajó como pintor. Tres años más tarde, ingresó en la Escuela de Prácticas Gratuitas para Aprendices de la Unión y Hermandad de Maestros Pintores de Barcelona, donde ganó dos premios por sus trabajos realizados durante el curso.

Participó en numerosas exposiciones colectivas hasta que en 1933 realizó su primera exposición individual en la Sociedad Ebusus, donde presentó cuarenta y cinco óleos y cinco dibujos. Sus obras, pintadas en maderas de pequeño formato, siguieron las enseñanzas de su amigo Narcis Puget Viñas, quien tenía como temas los paisajes costeros y las vistas de Ibiza y Santa Eulària. Sus imágenes transmitían tranquilidad, con colores azules intensos y suelos dorados por el sol, mostrando una clara influencia impresionista.

En 1936, viajó a Madrid y visitó el Museo del Prado, lo cual dejó una fuerte impresión en él. Durante la Guerra Civil, en Ibiza, refugió en su casa a conocidos republicanos y salvó objetos religiosos de la Catedral y de la iglesia de San Antonio. En 1940, decidió dejar definitivamente la pintura decorativa para dedicarse completamente a la pintura artística. A partir de ese momento, expuso regularmente en la Sociedad Ebusus, en el Círculo de Bellas Artes de Palma y en el Ateneu de Maó.

Fuentes: Catalina Verdera Ribas [EEiF], Voya@ibiza [AfM]


Antoni Marí Ribas
"Portmany" (V)

A partir de 1945, el dibujo se convirtió en su mejor medio de expresión, dominando sobre la pintura al óleo. Al finalizar esa década, su trabajo fue alabado por el hispanista Walter S. Cook, profesor de arte en la Universidad de Harvard.

En 1950, el marqués de Lozoya, director general de Bellas Artes y admirador de su obra, consiguió que el Ministerio de Educación Nacional lo nombrara guardián de la necrópolis del Puig des Molins, lo que solucionó en gran medida sus problemas económicos. Continuó dibujando e ilustró dos libros de Mariano Villangómez. En 1956, inició una etapa llena de éxitos, obteniendo la medalla de plata en el XV Salón de Otoño del Círculo de Bellas Artes de Palma. Dos años más tarde, ganó el premio de dibujo en el XVII Salón de Otoño. Además, exhibió con gran éxito en la Sala Biosca de Madrid y en 1960, logró la segunda medalla de dibujo en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona.

En Ibiza, fue homenajeado por la Sociedad Ebusus, donde Mariano Villángomez habló en su elogio, tras haber recibido buenas críticas en Madrid y Barcelona. A partir de entonces, expuso en Ginebra, Londres y Berlín, además de participar en exhibiciones del Grupo Puget, del cual era miembro. En Ibiza, realizó exposiciones individuales en las galerías Es Piló, Ivan Spence y Carl van der Voort. Tras su muerte, la galería Carl van der Voort retuvo una exposición en su honor durante la Primera Semana Cultural.

En sus dibujos, Portmany lograba capturar la inmediatez, la intensidad y la expresividad que reflejaba su carácter bohemio, convirtiéndose en un personaje entrañable querido por sus contemporáneos. Pintaba en papel obras de formato pequeño que guardaba en una carpeta que siempre llevaba consigo. Su pincel era simplemente un trozo de caña que él mismo afilaba, y a su lado tenía un tintero con tinta china que mezclaba con agua.
Su lugar de trabajo preferido era El Rastrillo, desde donde podía observar el bullicioso mercado, o se ubicaba estratégicamente en una de las esquinas de la plaza de la Constitución, donde se encontraba el mercado Viejo.

Fuentes: Catalina Verdera Ribas [EEiF], Voya@ibiza [AfM]


Antoni Marí Ribas
"Portmany" (VI)

Desde allí podía captar escenas de la vida cotidiana en la calle, masas de personas anónimas, grupos de personas, mujeres con cestas y, al fondo, las columnas del mercado y hombres caminando por las calles, a menudo en movimiento o detenidos en grupos conversando. El puerto de Ibiza también era un paisaje que le interesaba, ya que era un punto de encuentro de marineros trabajando y personajes que pasaban cerca de los numerosos veleros atracados.

En toda su obra, retrata un catálogo humano en el que se hacen evidentes las costumbres de la isla y la vida diaria. Su visión de la realidad que le rodea nunca era una simple copia, sino una interpretación a través de la mirada personal del artista, y es en esto donde reside su grandeza.

Las líneas de tinta que llenan los dibujos son esquemáticas, expresivas y enérgicas, producto de una mano firme y rápida, y se contraponen con las manchas espontáneas creadas con un paño o un trozo de algodón.

Siendo una persona constante, dejó una extensa obra de más de 10,000 dibujos durante sus 30 años de actividad, de los cuales el libro que lleva su nombre de la Editorial Polígrafa de Barcelona cataloga 740.

A lo largo de su carrera, no buscó nuevos métodos ni amplió sus temas, pero nunca fue repetitivo. Cambiaba el encuadre, el punto de vista y la distancia desde la que observaba a los personajes.

Fue un artista que encontró su medio de expresión y se entregó por completo a seguir un camino con profundidad, evitando caer en la monotonía y enriqueciendo su trabajo, enlazando con la tradición de los grandes maestros. Por eso, se le ha comparado con Rembrandt por su juego de luces y sombras, y con Goya por su trazo. Según Daniel Giralt Miracle en el mencionado libro, "este dibujante conversador, anticuario, nace del barroco y culmina con la abstracción cuando se une a los grandes pintores del informalismo por la riqueza caligráfica del gesto”.

Fuentes: Catalina Verdera Ribas [EEiF], Voya@ibiza [AfM]



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