Retablo de Jesús (I)

El retablo de la Virgen de Jesús es una obra de primer orden dentro del patrimonio histórico-artístico pitiuso, de estilo y ornamentación relacionable con la producción valenciana de los Osona, entroncada en una tradición hispanoflamenca y conocedora de las innovaciones italianas.

Muestra una fluctuación entre la pervivencia de los conceptos plásticos goticistas y los nuevos renacentistas, indicativa de que se corresponde con un período de transición, datable a finales del siglo XV-principio del XVI.

Es atribuido a la producción de los Osona, aunque algún estudioso se ha inclinado por la posibilidad de que fuera obra conjunta de Osona el Viejo y Pere de Cabanes, mientras que otros investigadores lo han hecho refiriéndose a Osona padre y Osona hijo ( se cree que ambos trabajaron juntos entre 1481 y 1518), si es que no respondía a la mano de uno u otro, con diferentes valoraciones: como producto de la evolución de Roderic de Osona, de la influencia de éste sobre el hijo (Francisco) en su primera etapa, o de la mayor participación del taller o discípulos de éste último.

El conjunto del retablo tiene 7,50 m de altura y 5,10 de ancho. Estructuralmente está constituido por un banco o predela dividida en siete casas; por un cuerpo de otros siete como resultado de su compartimentado vertical en tres carreras, y horizontalmente en dos órdenes, que en la calle central culminan en ático.

Por último, la pulsera, en voladizo, muestra once espacios rectangulares enmarcados con detalles decorativos en bajorrelieve. Todo el conjunto da un total de veinticinco tablas.

Las siete mesas de la predela o banco son, en su práctica totalidad, de 84 x 55 cm y representan, de izquierda a derecha, la Anunciación, la Natividad de Jesús, la Adoración de los Reyes, la Resurrección de Cristo (de tamaño algo mayor), la Ascensión del Señor, Pentecostés y Dormición de María.

La calle central presenta, en el primer orden, la escena principal sobre una mesa de 3,35 x 1,55 m, con la representación de la Virgen María entronizada. En el segundo orden a san Francisco de Asís recibiendo los estigmas y en el ático la Misa de san Gregorio Papa (estas dos tablas de 1,80 x 1,55 m).

Cada una de las calles laterales está conformada por dos mesas de 2,05 x 1,20 m. La de la izquierda, de abajo a arriba, muestra las representaciones de san Pedro Apóstol y de san Juan Bautista. La calle derecha, igualmente de abajo arriba, las de san Marcos Evangelista y de un santo franciscano.

La pulsera, de izquierda a derecha y de abajo arriba, contiene las imágenes de san Sebastián, san Onofre, san Luis de Tolosa, san Vicente Ferrer, san Juan Evangelista, una representación de Cristo en Majestad en la mesa superior muy dañada, un santo con hábito dominico, santa Catalina de Alejandría, san Nicolás de Bari, san Bernardo y san Roque.

El brillo cromático, los delicados tonos luminosos y las acertadas veladuras se han conseguido con unos pigmentos minerales cuidadosamente molidos, diluidos y aglutinados con el aceite, aunque también puede intuirse fondo al temple.
El oro está presente en toda la obra de forma casi excesiva.

(EEiF) Maria Magdalena Mateu Prats [LMP]
Imagen superior: Retablo de la Madre de Dios de Jesús, Ibiza
Foto: Ajuntament de Santa Eulària

Retablo de Jesús (II)

Si bien Post consideró la posibilidad de que originariamente este retablo se dispusiera junto al altar mayor de la catedral de Ibiza (suposición también planteada por Camón Aznar), otros autores han descartado esta presunción y han resaltado el cariz franciscano de algunos de los temas representados, de acuerdo con la primera orden religiosa que se instaló en la iglesia de Nuestra Señora de Jesús, o de Santa María de Jesús.

Las primeras noticias que se refieren a este templo datan de 1466 cuando, según se desprende de un documento de la Universidad de Ibiza, se estaba haciendo la iglesia [...] de la Virgen María de Ihs en el Pla de Vila. Lo que ha permitido pensar que si existía antes de 1580 -y, consecuentemente, no se edificó entonces por los frailes dominicos-, pudieron establecerse en ella padres franciscanos en un primer momento. Punto en el que cabe destacar el comentario hecho por el padre Gayetano de Mallorca en su Resunta Histórica donde dice que había sido residencia de frailes franciscanos.

En 1549 los "Llibres de Entreveniments" ofrecen una noticia probablemente relacionada con este retablo: nota que el domingo, día de la Natividad de la Virgen María, septiembre de 1549, se dijo una misa cantada en Nuestra Mujer de Jesús y bendecimos la clave de la capilla o arcada detrás donde debe estar el retablo...

El hecho de que su monumentalidad y riqueza contraste con la modestia —al menos en el s XXI— y las reducidas proporciones del templo donde se ubica, han llevado a pensar a Manuel Sorà que no debió ser encargado por éste, sino más bien se le aprovechó, por razones que desconocemos, para la fundación franciscana de Ibiza. En cualquier caso, la referida modestia de la iglesia de Jesús ya la cuestionó Isidor Macabich, teniendo en cuenta la existencia en ella de un órgano, signo de importancia.

De acuerdo con las apreciaciones de Antonio Cea, se trata, en principio, de una composición fragmentada como producto de la recomposición de un retablo anterior de mayores proporciones, donde figuraría una crucifixión en el ático, como es habitual; la Misa de san Gregorio y los estigmas de san Francisco, parece que producto de la misma mano, debían colocarse en los laterales. Una de las tablas principales o la principal, debe ser la tutelar de Nuestra Señora. Faltan los paneles que dividen las calles y órdenes.

Antonio Cea ha realizado una lectura iconográfica de algunas de las pinturas del retablo y dice que la mesa de Nuestra Señora muestra una virgen en majestad entronizada en un entorno de corte celestial. Es una virgen desairada, ya que el Niño deja de mamar, se aparta del pecho de la Virgen para mirar al devoto, aunque con una mirada ensimismada, abre las alas de una golondrina que se vuelve hacia el Niño como en un coloquio gestual que preanuncia los tormentos de la Pasión (es conocida la leyenda que las golondrinas y el petirrojo fueron los pájaros que quitaron las espinas de la cabeza del crucificado, y quedaron como especies bendecidas y era de mal agüero destruir los nidos En el caso del petirrojo se dice que su nombre deriva de la mancha del pecho que se hizo cuando quitó una espina de la corona).

La Virgen María lleva en su mano izquierda una camándula de cristal de roca encaramada con estopa y un copetincillo rojo y azul en sus extremos. Abajo, a los pies, tiene un rosario dominico de cinco denes de coral con copetincillo en un extremo y una hembra de cordoncillo para cerrar el otro. Encima de una almohada hay una jarra con un "estalvi" de bronce.

(EEiF) Maria Magdalena Mateu Prats [LMP]
Imagen superior: Detalle de la tabla central con la Virgen entronizada
Foto: Toni Pomar

Retablo de Jesús (III)

El fondo es de trapo alcachofado y un palio que llevan tres ángeles vestidos con capas pluviales y aureolados; en primer término cuatro ángeles músicos: los dos primeros vestidos con amaneceres y tocando instrumentos de cuerda, mientras que los otros dos, en segundo plano, vestidos como los personajes del fondo, con capas pluviales y subidos a un escabel, tocan instrumentos de percusión.

De la misa de san Gregorio llama la atención la orla al amanecer, que parece que son motivos heráldicos, así como que carezcan de los atributos de la pasión. En los estigmas de san Francisco la variedad de pájaros alrededor de la figura parecen esperar una prédica del santo, mientras éste recibe del Crucificado —con alas de fuego de serafín— los estigmas. De la mesa de san Juan Bautista es de destacar el coloquio que se establece entre san Juan Bautista, indicando con el dedo el Agnus Dei (liturgia), que parece pedirle que suba a sus brazos; al tiempo que parece que se encuentra de paso y llevando la veleta.
En la representación de san Marcos se crea una especie de confusión iconográfica ya que la conversión del león en grifo podría hacer pensar en un "pentiment" (pentimento) de una primera figura de un san Juan Evangelista, cuyo animal es el águila tetramorfa (el león se encuentra estirándose, con la lectura de san Juan). Un santo franciscano se muestra con un libro abierto en la mano derecha y un cáliz en la otra.

En cuanto al guardapolvo, en los extremos inferiores se observan las representaciones de san Sebastián y san Roque, los dos santos de la peste; si bien la posición de este último, de espaldas al centro, en vez de mirar hacia él como el resto de figuras, indica que originariamente pertenecía a la parte izquierda, situándose probablemente cerca de la representación de san Gregorio. Por otra parte, la figura que se muestra en la parte superior, al llevar el hábito dominico descartaría la identificación con san José.

Por último, de las siete tablas que de izquierda a derecha forman la predela, causa extrañeza que en la Natividad, la figura central, que suele ser un ángel, en este caso parece representar la figura de la partera o una anciana de María. Destacan también los curiosos que aparecen en los ventanales: a un lado los pastorcillos y al otro la mula y el buey. De la dormición, escena en la que los apóstoles recomiendan el alma de la Virgen, es de resaltar la mandorla que se muestra en el fondo, donde el alma de María ya aparece de rodillas frente al Padre Eterno.

En 1991 concluyó la restauración que se había iniciado en 1986. De acuerdo con los criterios de conservación actuales, imperó la idea de mantener lo que existía del original, en vez de reconstruir lo que hubiera desaparecido; esto es, detener la restauración donde comienza la hipótesis.

Los estudios previos a la restauración que se llevó a cabo entre 2016-18 permitieron conocer nuevos datos sobre el retablo: en los libros de cuentas de la Universidad de Eivissa conservados en el Archivo Histórico de Eivissa, hay una nota de enero de 1503 por la que se pide una especie de préstamo para pagar el retablo, por lo que hay que concluir que ese año o bien el anterior llegó a la isla el retablo destinado al convento franciscano fundado en el Pla de Vila.

La estancia de los franciscanos en la isla fue breve, ya que Macabich dice que a partir de 1512 dejaron de figurar en el frente de la iglesia de Jesús, que pasó a ser regida por sacerdotes seculares.

(EEiF) Maria Magdalena Mateu Prats [LMP]
Imagen superior: El retaule de la Mare de Déu de Jesús, Eivissa
Foto: Toni Pomar

Retablo de Jesús, Ibiza: detalle de la misa de San Gregorio
Foto: (EEiF) Toni Pomar

Iglesia de Jesús, Ibiza, Eivissa
Foto: Ajuntament de Santa Eulària
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Retablo de Jesús: la estigmatización de San Francisco de Asís
Foto: (EEiF) Toni Pomar