Quartó de Santa Eulària, Ibiza (Eivissa)
Quartó del Rei
Autoridad territorial que se aplicó en Ibiza desde la conquista catalana (1235) hasta la implementación de los Decretos de Nueva Planta
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Quartó de Santa Eulària (I)
Circunscripción feudal de la isla de Ibiza, creada a raíz de la Conquista Catalana de 1235 a partir de la configuración geográfica del distrito andalusí de Xarc (Xarc, juz, distrito o quartó de). Perduró hasta la reforma de la división administrativa de la isla de 1833.
(➟ Ver significado de Quartó »).
El topónimo Santa Eulària aparece por primera vez en los documentos en 1276. Entonces se refería en concreto al lugar del curso bajo del Río de Santa Eulària, allí donde estaban los molinos harineros. Con el tiempo, el topónimo pasó a designar todo el quartó, siempre en convivencia con la designación que hacía referencia a quien detentaba el señorío feudal del quartó, el rey, y por eso, quartó del Rei.
El quartó de Santa Eulalia o del Rey limitaba con el quartó de Balansat en el cap Bernat de Benirràs; la divisoria se dirigía al S por encima de las colinas que cierran por levante el pla Roig, dejando en aquél Santa Eulària y a poniente Balansat. En tierras de la muy posterior parroquia de Santa Gertrudis la señoría del Rey entraba en el Pla de Vila y continuaba hasta la bahía de Ibiza dejando dentro de la jurisdicción real el pueblo de Nuestra Señora de Jesús. Sin embargo, el quartó propiamente dicho quedaba fuera del pla de Vila y la divisoria, pasando por tierras de Can Llàtzer, desde la cruz de Es Rieres se dirigía hacia levante hasta la parte S del puerto de Cala Llonga, donde se conserva el llamado hito de ses Monges o de sa Cova Negra.
En un principio, el señorío del distrito de Xarc correspondió a Pedro, infante de Portugal, uno de los promotores de la conquista de 1235 junto con Guillem de Montgrí y Nunó Sanç (Nuno). En los primeros días de septiembre de ese año el infante de Portugal ya sabía que Xarc era suyo e inició su reparto de alquerías, trozos de alquerías y rafales entre sus hijos o aquellos a quienes debía servicios prestados en la conquista.
Necesariamente, Guillem de Montgrí ya tenía que tener claro que le correspondía el distrito de Benissamit (luego Balansat) y al-Garb (después las Salinas); entre los dos, Portmany correspondió, seguramente en un sorteo al azar, a Nunó Sanç. Pedro de Portugal murió en 1256 y dejó heredero al propio Jaime I. El mismo año o muy poco después, el rey traspasó los derechos señoriales que Pedro tenía sobre Ibiza y Formentera a su hijo, el infante Jaime, futuro Jaime II de Mallorca a partir de 1276.
El infante Jaume visitó Ibiza en 1260 y durante su estancia confirmó todos los establecimientos, donaciones y franquicias hechas por Pedro de Portugal y sus procuradores o alcaldes (alcalde) hasta esa fecha. La entrada del quartó de Santa Eulalia en el realense fue un hecho histórico capital y motivo, a lo largo del tiempo, de continuados enfrentamientos debido a la preeminencia jurisdiccional con el resto de señorías eclesiásticas del archipiélago pitiuso; fue especialmente así durante el período de vigencia del reino de Mallorca (hasta 1343), en el que los señores eclesiásticos (arzobispo y pavorde de Tarragona) eran súbditos del rey de Aragón, casal monárquico abiertamente enfrentado al de Mallorca.
El paso de los derechos feudales de Pedro de Portugal al infante Jaume ocasionó que el alcalde que durante la señoría de Pedro de Portugal había sido uno más en igualdad de condiciones que el alcalde de Nunó Sanç, e incluso por debajo del alcalde de Guillermo de Montgrí, pasara a ser el alcalde real y de este cargo a lugarteniente del rey y después a gobernador. Aquellos oficiales reales mostraron a menudo pretensiones de hegemonía total sobre el resto de señorías de la isla y a raíz de esto surgieron muchas de las mencionadas disputas.
La mención del topónimo Santa Eulària en 1276 debe tener que ver con la construcción de una capilla dedicada a aquella santa de Barcelona y patrona de aquella ciudad en la edad media. El lugar elegido fue cerca de los molinos, donde mucha gente tanto del quartó como de la villa y, como se ha dicho, del quartó de las Salinas, acudía a moler. Con el tiempo aquel lugar fue donde se formó y creció el principal núcleo urbano del quartó, elevado a capital de municipio en el s XIX con el nombre de villa de Santa Eulària.
La antigua capilla de Santa Eulària erigida probablemente a mediados del s. XIII o incluso antes, se convirtió en templo sufragáneo de la iglesia parroquial de Santa María de Ibiza. En 1309 Llorenç de Mansella, heredero de Berenguer sa Coma (o Sacoma), dispuso en su testamento que de sus bienes se pagase un cirio que “por todos tiempos estaba y servíscha en la iglesia de Sancta Eulalia de la presente isla, siempre que misa digan”; está claro que el templo tenía cierta capacidad y que se celebraban oficios religiosos.
En 1338 Ramon Arabí fundó un beneficio en aquella iglesia y en junio de 1342 Arnau ses Comes, arzobispo de Tarragona, nombró a Bernat de Quart regente de la capilla de Santa Eulalia: “en dicha capilla continúa residencia fachadas, celebrando misas y otros divinales oficios ”. El mismo año los jurados de la Universidad protestaron la orden del pavorde, Ramon de Pollac, de trasladar a Santa Eulària uno de los domers de la iglesia.
Probablemente el pavorde obedecía al designio arzobispal de ese mismo año. La dignidad de domero de la iglesia parroquial de Eivissa fue creada en 1235 a raíz del documento de dotación de la iglesia de Santa Maria. Los jurados se mostraron firmemente contrarios a aquel traslado y en el alegado calificaron la capilla del quartó del Rey de “desierta y eremitana”.
Fuentes: (EEiF) Antoni Ferrer Abárzuza, (AFM) Voy@ibiza
Imagen superior: Mapa topográfico del quartó de Santa Eulària, custodiado en el Museo Naval de Madrid
Foto: Museo Naval de Madrid
Quartó de Santa Eulària (II)
En 1373 se documenta un tal Coselles ocupando el cargo de prior de Santa Eulària, en 1392 lo era Antoni Joan y en 1410 el problemático Bernat Cocorella. En 1493 se documenta por primera vez el topónimo la iglesia Vella en el libro de clavaría de aquel año para que dos hombres hicieran escolta y descubrimiento durante diecinueve días mientras se hacía la recolección de la sal; al mismo tiempo, el quartoner Antoni Serra hizo escolta en la iglesia de Santa Eulària. Claro, por tanto, que eran dos lugares diferentes y se puede deducir que la primera iglesia de Santa Eulària se situó donde el s XXI designa el topónimo iglesia Vella y que a lo largo del s XV se mudó de lugar al posteriormente llamado puig de Missa .
En 1543 aquella iglesia ya mudada de lugar respecto a la primitiva sufrió un fuerte ataque de los turcos desembarcados de seis galeras: “los enemigos combatían la iglesia de Santa Olaya y una torre que está junto a ella, en la que se habían retraído cinco hombres y en la torre veynte y cinco ánimas, todo mugeres y muchachos. Y los enemigos con muchas trancas, azadonas y picos ya tenían minada la torre por tres partes cuando nuestro socorro llegó”. Aquel ataque se recordó durante años y en 1555, cuando se pensaba hacer una nueva fortificación que mejorara la antigua iglesia, se le mencionó: “y si conviniera hazer otro recogimiento para los labradores más fuerte que la hermita o iglesia de Sancta Eulalia, que scrivistas donde se defendieron las mugeres y niños de los turcos y ellos derribaron parte del muro matando a tres hombres y tomarán la iglesia si el tiempo les diera lugar a ello”. Muy probablemente la leyenda que da lugar a la fiesta del Primer Domingo de Mayo rememora ese ataque turco de 1543.
Según el mismo documento de 1555, la conveniencia de hacer una nueva iglesia fortificada debía ser decidida por un ingeniero, sin duda, ese año, Giovanni Battista Calvi. El nuevo refugio tardó unos años, en 1561 se menciona un dinero destinado a la iglesia nueva, mientras que en 1568 una nota de los Llibres d'Entreveniments parece marcar la fecha de la consagración del nuevo templo: “Nota como vuy, día de la gloriosa Sancta Aularia, que contamos 12 de febrero, se dijo misa cantada en el cortón del Rey, en la iglesia nueva, se hecha a hondo estaba primero.” Así pues, tres sucesivos templos ha conocido el quartó del Rey. El de 1568 es el que ha llegado al s XXI, crecido sobre todo a finales del s XVII, con las capillas laterales cubiertas de cúpula, los porches y otros detalles.
La colonización del quartó después de la conquista de 1235 se hizo lentamente y tuvo como lugares de población preferente los antiguos espacios irrigados de origen andalusí; por eso muchos de aquellos topónimos de raíz árabe y bereber que designaban grandes alquerías se conservaron entre los colonos cristianos, fijados por los documentos de donación y establecimiento enfitéutico de tierras: Morna, Atzaró, Arabí, Safragell, es Boletar, Labritja, Benisait, etc.
El mismo 1235 se documenta el establecimiento de familias andalusíes hechas cautivas en la conquista en unas alquerías y un cobertizo del quartó. Nunca se les vuelve a mencionar, probablemente la alta exigencia de renta a la que les sometió Pedro de Portugal les resultó insoportable y se extinguieron. Otras donaciones del mismo período inicial de la colonización son la de la alquería de Benisomada en el Pla de Vila al caballero Pere de Cervera, que también recibió una parte de la alquería de Benimoni; o la de Pere Romeu y su esposa, que fueron beneficiados con parte de la alquería de Benirràs, etc. Estos personajes no eran campesinos sino, justamente, los encargados, a raíz de las donaciones que recibieron, llevarlos desde el continente.
Pero el primer dato directo y relativamente fiable sobre el poblamiento del quartó de Santa Eulalia lo proporciona en 1392 el arzobispo visitador Juan de la Mata. Según él correspondían al rey unos 125 fuegos, otros tantos en el pavorde de Tarragona y el doble en el arzobispo de Tarragona. Hay que tener en cuenta que estas cuentas aproximadas comprenden las porciones del pla de Vila asignadas a cada señoría. Si se multiplica el total de fuegos o familias que de Mata estimaba que había en el quartó por el número hipotético de miembros de cada unidad familiar, un número que la experiencia ha mostrado que para el occidente medieval se puede situar entre 4 y 5, el resultado es el siguiente teniendo en cuenta que se refiere a los habitantes del quartó y a la parte asignada del pla de Vila: 500, 563 o 625. La primera cifra proviene de multiplicar 125 por 4, la segunda por 4,5 y la tercera por 5. Sin embargo, esta contabilización debe tomarse con toda cautela.
Documentos del año 1490 ofrecen un nuevo dato, también muy relativo e indirecto dado que hace referencia a los habitantes de los quartons de Balansat y de Ses Salines, a sus partes correspondientes del Pla de Vila ya los vasallos de la villa, pero que tiene su valor para el cálculo de la población de Santa Eulària; es la lista de cabezas de familia que acudieron a prestar sacramento y homenaje -ceremonia pública de vasallaje a un señor feudal- al arzobispo Dionís Verdú durante su visita a la isla. Se presentaron 235 cabezas de familia correspondientes a sus vasallos de la villa y de los mencionados territorios de Balansat y de ses Salines; si en 1392 se calculaba en 125 el número de fuegos existentes en cada quartó, en aquella ocasión los fuegos de Balansat y de ses Salines habría sido más bajo: 118 en cada uno, cifra de la que se debe colegir que la población había experimentado un bajón en el casi centenar de años transcurrido entre 1392 y 1490; sin embargo el primer dato, de 1392, es lo suficientemente inseguro como para sacar conclusiones.
Fuentes: (EEiF) Antoni Ferrer Abárzuza, (AFM) Voy@ibiza
Imagen superior: Puig de Missa, Iglesia de Santa Eulalia
Foto: IbizaTravel (Portal Oficial de Turismo de Ibiza)
Quartó de Santa Eulària (III)
El fogaje de 1545, conservado en el Archivo de la Corona de Aragón, aporta datos sólidos; se mencionan 109 personas en el quartó, de las cuales 102 son cabezas de familia, de las cuales 9 eran mujeres. Si se aplican los coeficientes estándar (4, 4,5 y 5) para realizar una aproximación al número total de habitantes en ese momento, el resultado es 408 / 459 / 510, respectivamente.
Hay que tener en cuenta que según la citada fuente el número total de cabezas de familia de la isla era de 726. El quartó de Santa Eulària (sin la parte correspondiente del Pla de Vila), por tanto, representaba el 14% de la población total. De dar por correcto este porcentaje y conjeturar que era igual para cada quartó, en el campesinado residía más del 55% de la población de la isla y el resto en el Pla de Vila y en la misma villa.
Otra fuente que aporta datos de interés demográfico también es de naturaleza fiscal, se trata de la serie de estimaciones del Archivo Histórico de Eivissa. Aquellas fuentes permiten una aproximación detallada a la distribución de la población, a las diferencias económicas entre unas y otras familias y la onomástica de los habitantes de la isla.
La Universidad elaboraba aquellos llamados estimos, consistentes en listas en las que se recogían los cálculos de las rentas anuales superiores a las 50 libras de cada cabeza de familia para hacerlos contribuir de manera proporcional en los gastos extraordinarios del común, en el caso que fuera necesario, mediante las tasas. También para realizar el reparto proporcional a la riqueza de cada familia de la cosecha de la sal.
Se han analizado las estimaciones de 1568, de 1680 y de 1730. En el primero, el número de cabezas de familia estimadas en Santa Eulària fue de 152. Si se multiplica el total de cabezas de familia listadas ese año de 1568 por el ya utilizado número hipotético de miembros de cada unidad familiar, el resultado es el siguiente: 608/684/760 habitantes en todo el quartó, sin el Pla de Vila.
Se pueden comparar estos datos con los que se calculan realizando la misma operación con las cifras del estimo de 1680 (337 cabezas de familia): 1.348 / 1.516 / 1.685. Y con las de 1730 (540 cabezas de familia): 2.160/2.430/2.700. Estas magnitudes de población se refieren al estricto quartó de Santa Eulalia, sin tener en cuenta la parte del pla de Vila que le fue agregada, ya que se estimaba aparte.
La finalidad fiscal de los libros de estimas permite visualizar en forma de tabla la diferencia de renta anual que existía entre los habitantes del quartó.
La tabulación de estos datos rompe con cualquier idea de homogeneidad o pretendida igualdad entre el campesinado y pone de manifiesto las grandes diferencias de riqueza que había fuera de la villa de Ibiza entre unas y otras familias.
Estas diferencias debían manifestarse en todos los ámbitos y especialmente en los bienes materiales (ropas, casas, herramientas, medio de transporte, animales, joyas...) de cada grupo familiar. Puede constatarse claramente cómo la mayoría de las familias del quartó poseían una riqueza media-baja en 1568 y algo más alta en 1680.
A raíz del inicio del funcionamiento, a partir de 1785, de la Junta de autoridades mandada crear por la Corona con la intención de reformar la capacidad productiva de la isla, el quartó de Santa Eulària, fue objeto de especial atención por estar bajo la jurisdicción directa del rey de España. Por vía del asesor del gobernador de Ibiza, Miquel Caietà Soler i Rabassa, se llevó a cabo la búsqueda de las líneas divisorias exactas con el resto de quartons y se pusieron nuevos hitos.
También se aclararon y se acotó de nuevo la parte correspondiente al rey en el Pla de Vila y, dentro del quartó de Santa Eulària, se delimitaron precisamente las caballerías de Labritja y de Peralta.
A raíz de aquellos nuevos apeos se elaboraron diferentes mapas que acompañaban un documento que contenía la propuesta de mejoras a ejecutar, titulado Plan instructivo de la agricultura, industria y policía de campaña de las islas de Ibiza y Formentera.
A continuación se procedió a elaborar un informe de la totalidad de las posesiones reales, tanto las del quartó de Santa Eulària, como las del Pla de Vila como las de la entonces ya ciudad de Ibiza y de la isla de Formentera. El extenso documento se llamó Real capbrevación y se conserva en el Archivo del Reino de Mallorca.
La voluntad de aquellas reformas era incrementar los ingresos en las arcas reales a fin de aclarar por qué derecho los tenientes de tierras e inmuebles de jurisdicción real las poseían (esta era la finalidad del capbreu); también para incrementar la actividad productiva y, de esta forma, las rentas reales que grababan el comercio y las cosechas agrícolas.
Todo aquel esfuerzo dio unos frutos de magnitud discutida, pero lo cierto es que el trabajo para recuperar y aclarar los límites de las jurisdicciones real y del obispado de Ibiza —heredero de la Iglesia de Tarragona— tuvo vigencia sólo hasta la creación de los términos municipales a partir de 1833.
Fuentes: (EEiF) Antoni Ferrer Abárzuza, (AFM) Voy@ibiza
Imagen superior: Jaime I recibiendo del obispo Vidal de Canellas el manuscrito con la compilación de los Fueros de Aragón
Foto: Varios red
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